El día de Navidad experimenté un fabuloso Vino de Guarda!
Todos sabemos que no todos los vinos reúnen los factores necesarios para poder sufrir una guarda pronunciada en el tiempo…ya que tienen que ser vinos complejos, con un grado y acidez que se mantengan y evolucionen en la botella através de los años…, ya que si no reúnen estos requisitos acaban apagándose y perdiendo todas sus características…, por eso hay vinos que es recomendable beberles en el mismo año, y dejarles guardados durante mucho tiempo en la bodega es un error… otros, por el contrario, siguen evolucionando, y tiempo después al abrirlos, te sorprende la fabulosa evolución que han tenido a lo largo de los años.
Una de las bodegas, a las que tengo especial cariño es Sangenis i Vaqué, no solo por que la bodega se encuentra en un sitio estratégico de un pueblo muy bonito llamado Porrera, ni porque sea una bodega tradicional, en la que ahora trabajan un padre, y sus dos hijas (que continúan con la saga). Si no porque María, además es una persona súper especial y lo se de buena tinta porque desde que pisé tierras prioratinas, su acogida y trato fue maravilloso, y siempre con ellos me sentí como en casa. Y eso dice mucho de la calidad de las personas. Y yo tengo la teoría, que de buena gente… no puede salir nunca nada malo.
Fue en la vendimia del 2008 cuando realicé mis prácticas de Enología en aquel pueblecito, y fue cuando tuve el honor de conocerles tanto a nivel personal, como a nivel profesional… y desde entonces quedé fascinada.
Un regalo que María me hizo aquel año fue el Clos Monlleó 2000 Un coupage de Garnacha y Cariñena con un año en barricas nuevas de roble: 100% Francés (Allier). Y un mínimo dos años en botella. No filtrado, ni clarificado.
Y yo, lo tenía guardado con todo el cariño del mundo, en la bodega de la casa de mis padres para una ocasión especial.
5 años después, quise compartir con mi familia de Ribera de Duero, en un día tan especial como era el día de Navidad, este vino.
Y solo puedo decir…. Que Clos Monlleó 2000 es un Vino de guarda maravilloso.
Que nos sorprendió a todos, primero por su intensidad de capa y después por seguir manteniendo, pese a los años, un color cereza oscuro donde si que se podía apreciar ya la cuña teja (que denotaba el tiempo de crianza) y algo de materia colorante en suspensión …y que una vez decantado, nos dejó sorprendidos por su elegancia, cuerpo y redondez. Predominando las notas confitadas de frutas del bosque, en equilibrio con especiados y regalices, y sobre todo… la mineralidad típica del Priorat; esa nota que intento siempre explicar a mi padre… y no hay manera! …(y siempre me río, porque lo comparo a cuando mi profesor de Cata, trataba de explicar el sabor umami… y creo que nunca fui capaz de detectar)… La famosa Mineralidad (que le confiere la Licorella al vino), esa nota que solo los que estamos acostumbrados a catar los grandes vinos del Priorat sabemos detectar.
En fin, que me siento muy afortunada de haber descubierto la excelente evolución de un gran vino, y de haber decidido abrirlo el día de Navidad, y sobre todo, que mi padre (que pacede de Riberitis) haya reconocido que hay vinos que «No son Riberas de Duero», que son muy buenos!!
Y que la entrada de hoy va por María y su familia, para felicitarles por su buen trabajo y sobre todo para agradecerle su apoyo y amistad durante estos años.
Y es que me encantan los descubrimientos DiVinoS!!