Un Paseo Por VegaSicilia

La verdad que hay momentos en la vida en los que las emociones son bonitas de verdad, y para mi, tener la suerte el pasado 1 de abril de conocer Vegasicilia, fue uno de esos momentos…

De pequeña siempre escuché a mi abuela contar que ella había nacido en Vegasicilia («La Vega, como ella me contaba), porque su padre trabajaba allí, pero que poco después se fue a vivir a Valbuena de Duero.

Y yo, cada vez que pasaba por allí delante, me imaginaba que habría detrás de aquellos muros, y por eso, cuando pude entrar allí dentro, un cúmulo de sentimientos se desataron dentro de mi.

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Fue Gonzalo Iturriaga de Juan el que salió a recibirnos, «Sólo llevo aquí desde septiembre, y soy un privilegiado. Trabajar aquí es un lujo, y mas cuando has tenido la suerte de que el que te haya precedido haya sido Xavier  Ausas que ha hecho un magnífico trabajo, y a ti tan solo te toca pulir».

Pasar el día con él y contagiarse con su manera de transmitir y su pasión por el mundo que le rodea le hace a uno salir de allí con una visión diferente del mundo del vino.

210 hectáreas de viñedos con un terroir y en un entorno que ellos definen como mágico, dan unas uvas de una calidad sin igual, éstas pasan meticulosamente a ser procesadas con el mínimo detalle, por unas instalaciones perfectas, dando lugar a dos grandes vinos: Valbuena 5: que pasa 5 años de crianza  antes de salir al mercado y «Único», el único que realiza todo el proceso de elaboración y crianza en diferentes recipientes de madera y que sale a la venta después de 10 años de crianza en bodega.

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«Pero aquí todo sale tan bien por intermediación de Santa Cecilia», nos pone el guiño simpático Gonzalo, haciendo alusiones a la ermita que es el emblema de Valbuena 5 y a su vez la misma que dió el nombre a la finca.

Aquella ermita de la que siempre escuché decir que la gente de alrededores iba a peregrinar.

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Ermita de Santa Cecilia

Lo curioso de Vegasicilia, es que a día de hoy sigue manteniéndose viva y con visión de futuro.

Aún trabajan en la finca los descendientes de quien la trabajaban hace años, uno de ellos es el maestro tonelero José Enrique, que sigue haciendo allí las barricas igual que un día lo hizo su padre y tal cual este lo aprendió del abuelo. Él quiere que su hijo sea enólogo, pero que mas da lo que sea, seguramente los hijos de sus hijos, algún día caminen por la asombrosa finca de 1000 Has y vean como de los numerosos robles españoles que se plantaron cuando su padre fabricaba las barricas, ya esté saliendo la mejor madera.

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Me gusta la filosofía de Vegasicila:

EL VALOR DE SABER ESPERAR LA EXCELENCIA

y es que creo, que todo lo bueno… está aun por llegar!

Gracias Gonzalo, por una mañana en tu compañía

 

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